lunes, 19 de agosto de 2013

CREAR LAZOS AMISTOSOS CON EL MEDIO AMBIENTE

POR: PSIC. EDGAR ALVAREZ H,


Los pueblos indígenas del mundo, considerados pre-modernos, han venerado, amado, respetado y cuidado el medio ambiente. Así ha sido desde hace siglos.  Se demuestra con claridad en la respuesta del Gran Jefe Seattle al gobernador Isaac I. Stevens en los Estados Unidos en 1854. En aquella oportunidad el Gran Jefe expresaba que cada parcela de esta tierra...cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de roció en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto, era sagrado a la memoria y al pasado de su pueblo. Manifestaba que las flores perfumadas, que el venado, el caballo, la gran águila y el rio eran sus hermanos.  Asimismo, mencionaba que las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecían a la misma familia. Al referirse al agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos, decía que, no era solamente agua, sino que también representaba la sangre de sus antepasados. En relación a cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos, decía que, contaba los  sucesos y memorias de las vidas de sus gentes. Todo parece indicar que la veneración, el amor, respeto y cuidado del medio ambiente de estos grupos, considerados pre-científicos, aseguraba un sano equilibrio. Aniceto Aramoni escribe que "La naturaleza es muy sabia en lo que concierne a sí misma. Mantuvo un balance que le permitió subsistir sin problemas hasta que cometió su único error: la aparición  del hombre, quien provocó la pérdida del equilibrio y la amenaza de la destrucción de la vida. (Aramoni, 1984). Explica que "en el animal-hombre lo que tiene de hombre es lo que constituye un peligro. Lo animal va bien con el ambiente: se reduce a él, lo acepta, obedece y vive sin alterar los niveles". Pero "la porción de hombre se salió del molde y patrón, adoptando una actitud insana, despreciando  su herencia milenaria" (Aramoni, 1984), herencia respetada por aquellos pueblos indígenas, irrespetada por los ciudadanos modernos y posmodernos. El ser humano cambió, ese cambio se aprecia en cómo  se relaciona con su medio ambiente. Una relación cuya tendencia prefigura una situación terrible. Ahora todo parece indicar que el ser humano se ha independizado del medio ambiente, ilusamente, como si el pensamiento humano configurara la realidad. Tan así que esa realidad, ese medio ambiente, esa naturaleza desde hace años se ha intentado domesticar (controlar y manipular) a gusto y placer lo cual ha provocado graves consecuencias. Lo cierto es que el pensamiento no constituye la realidad, "el ser humano no es más  que un objeto contenido dentro de un mundo que contiene objetos" (Alvarez, 2008). Somos seres temporales. Si se comprende lo anterior quizá se cambie la forma en que el ser humano establece relaciones con el medio ambiente. Quizá eso frene en gran medida miles  de situaciones que ponen al ser humano al borde de su auto-destrucción. Ya que si el medio ambiente peligra, con él, el ser humano.

Habrá que comprender que el ser humano es parte de la tierra, del medio ambiente. Si se espera que la situación del ser humano cambie es necesario que tome conciencia, de manera individual,  de lo que puede aportar, hacer desde su trinchera. Viajar al espacio interior, como quisiera Aramoni. Ese divorcio del ser humano con respecto de la naturaleza podría detenerse. Resulta, pues,  necesario volver a venerar el medio ambiente. Al "mundo natural, al gran todo, y así participar en y con sus creaciones" (Paz, 2003). Octavio Paz manifestaba que "hay una relación íntima entre venerar y participar: la veneración es ya participación. Veneramos al mundo que nos rodea y, en un segundo movimiento, esa veneración se extiende a todas las cosas y los seres vivos,  de las piedras y los arboles a los animales y los hombres. La fraternidad es una dimensión de la participación y ambas son expresiones de la veneración. Sin veneración no hay participación ni fraternidad" (Paz, 2003). Urge reconciliar al ser humano con la naturaleza porque el daño que el mismo ha provocado al medio ambiente es alarmante. No hay mejor manera de comprender que la lucha contra esta locura ecocida y medio-ambiental es una lucha contra el mal, contra el mal individual, contra el mal de sí mismo, contra el mal que no recapacita, que no reflexiona, que pretende el exterminio del ser humano aun sin darse cuenta. Por esa razón, se propone CREAR LAZOS AMISTOSOS CON EL MEDIO AMBIENTE. Se desea que el ser humano recapacite, que reflexione, que haga lo propio para cambiar la situación con respecto  al medio ambiente. Se espera que el ser humano reflexione de manera similar al Gran Jefe Seattle quien expresó que ellos preferían el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque,  así como el olor del mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con el aroma de los pinos. Lo importante es iniciar ya que "toda modificación del medio físico provoca cambios  en las pautas de conducta desarrolladas, ya sea en ese espacio o en otro" similar (Proshansky, Itelson, Rivlin, 1978).

El escritor Luis Tamayo expone algunas posibilidades que bien pueden alinearse a la propuesta anterior, a saber; construir una nueva sociedad libre de consumismo y transporte ineficiente, una que piense  globalmente pero actúe localmente, una que reduzca, reutilice y recicle sus residuos. De la misma manera, construir nuevos valores para esa nueva sociedad donde el altruismo prevalezca sobre el egoísmo,  la cooperación sobre la competencia, la capacidad lúdica sobre la adicción al trabajo, lo local sobre lo global, la autonomía sobre la heteronomía, el gusto por la obra maestra sobre la producción en cadena  y el gusto por lo gratuito (goce de vivir) sobre el gusto por lo raro (el oro, los diamantes).  También consumir mejor, aumentar la durabilidad de los productos, eliminar el embalaje innecesario (entre otros, las bolsas de plástico), sustituir el transporte automovilístico unipersonal por el colectivo, mejorar el aislamiento térmico de las viviendas y estimular el consumo de productos de la región. Finalmente, es necesario enfrentarse a los medios de comunicación que clara y definitivamente destruyen esos lazos amistosos con el medio ambiente y con la sociedad. (2009) De no ser así, sucederá como menciona A. Aramoni, "El hombre puede destruir a la naturaleza, es superior a ésta y más poderoso; situación terrible por absurda: podrá vencerla, dominarla, acabar con ella, pero...habrá terminado  de modo estúpido con él mismo" (Aramoni, 1984). Porque como dijera el Gran Jefe Seattle: "Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurriría a los de la tierra".




2 comentarios:

  1. felicidades un texto muy bionito y que te deja pensando lo mucho que nos da la naturaleza.

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  2. Orale padrisimo artículo, muchas felicidades Edgar!! :-)

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